lunes, 6 de junio de 2011

UN POCO DE MAL CAFÉ

Se me hace difícil renunciar a meterme con alguien, con alguno de esos ectoplasmas que andan por ahí intentando sentar cátedra y que les hagan caso. Me revelo, no puedo con ellos, me sacan de quicio. ¿No podrían algunos de estos señores y señoras meter su prodigiosa cabeza entre las piernas y ver si desde ahí se ve París? Estoy de mal humor, ¿se nota? La convalecencia se está alargando más de lo que desearía y estoy demasiado ocioso, lo que me lleva a leer cosas que mejor sería no leer para no empeorar mi estado de ánimo.

Ya sé que lo dicho poco o nada tiene que ver con los asuntos culinarios, me da lo mismo, muchas veces me trago lecturas que en teoría versan de estos asuntos y el que las garabatea no ha entrado en su vida en la cocina y ni mucho menos ha cocinado algo presentable.

Durante unas semanas me veo obligado a practicar la “caldomancia” o arte con el que defino la preparación de caldos de pollo, gallina, carne de vacuno y hueso de jamón, etc. El insigne y gran cocinero catalán Josep Mª Lladonosa habla en sus escritos del “brou de malalt” (caldo para enfermos) fíjense amables lectores si la cosa va en serio, hasta los cocineros de cierto renombre meten baza y elaboran recetas cual formulas magistrales dignas de las más reconocidas y solventes boticas.
Se puede practicar un sinfín de suertes o tipologías de caldos y pucheros: con más o menos cantidad de apio, con nabo o sin nabo pero eso sí, con garbanzos, patatas y zanahoria. Creo que ese arte culinario definido como caldomancia, me ha salvado la vida o ha contribuido a ello en gran medida. ¿Qué decir? del poder salvífico de un plato de caldo con fideos finos o un plato bien hondo de fideos gordos con arroz, por no hablar de las melosidades del muslo de gallina, la carne de vacuno o las patatas cocidas y aplastadas junto a un buen puñado de garbanzos y una zanahoria, ¿qué decir? de las turgencia del morcillo humeante en la fuente junto a las manitas de cerdo, la butifarra y la pilota.

Ante la singular estupidez de unos trozos de rape salteados con mango, me cargo de razones y afirmo sin pudor ninguno que ante la disyuntiva de comer esa irracional mixtura, prefiero un trozo de pan con aceite o guardar un penitente ayuno permaneciendo a la espera de mejores platos y alimentos.

Superados ya los peores momentos de los procesos que le tiene a uno de la cama al sofá o del sofá a la silla del ordenador tomándose un tiempo razonable para hacer estos recorridos para no desfallecer víctima de un colapso cardio-respiratorio, el paciente podrá ya degustar carnes a la parrilla poco hechas, con unas patatas fritas y pimientitos del piquillo o lo que le salga de los mismísimos colindrones que por algo está convaleciente y además ha dejado de fumar, ¡caramba!

Para empezar una nueva vida sin tabaco hay que mirar y pesar lo que uno se mete entre pecho y espalda, no es broma, dejar de fumar mejora patologías respiratorias más o menos crónicas, mejora el estado general, hace aumentar la capacidad respiratoria y nos hace menos vulnerables a la fatiga pero contribuye eficazmente a engordar, a aumentar de peso y volumen así seguido sin parar como si nos hincháramos cada día un poco al levantarnos. Dicen que es cosa de poco tiempo ¿cuánto?, nadie se atreve a mojarse y afirmar taxativa y categóricamente que hay que joderse, andar como un huérfano buscando a sus padres y comer poquísimo si uno no quiere ponerse como un buda.

Por si las moscas, como menos, pero como, procurando que sea sano, a la plancha, acompañado de verduras crudas o cocidas, con pocas patatas o ninguna. Procuro que el vino sea de calidad no sea que por ahí también uno pueda enfermar. Creo que Richard Burton vivió tantos siglos por su probada lealtad a los espirituosos de alta gama. ¡Pues sea! Nada de vinillos raros de esos que no justifican debidamente su existencia ni su nombre. Sin ir más lejos: Hoy he visto un anuncio del tenor literal siguiente, en una parada del mercadillo: “Vino de Pitarra, 2 botellas 5 euros” ¡Anda ya! No sé como se atreven, para eso prefiero Priorat a granel que sé de antemano que no me provocará daños internos irreparables.

Frente a esa parada me he cruzado con Juan Penumbra, recién llegado de Lisboa en dónde ha estado dando unos conciertos de fados en un local muy reputado del barrio de Alfama, Juan venía cargado con una bolsa llena de cosas comestibles bastante prometedoras; me ha dicho que la situación en Portugal está que arde y que la cocina y los vinos del Alentejo son lo mejor de aquél querido país. Nos hemos saludado cordialmente, hemos mirado el cartel y no ha hecho falta comentarlo, cada uno ha seguido su camino. Seguro que habrá alguien que pique. Yo por si acaso me voy a casa a preparar un buen menú y pondré un par de botellas de cava Parxet a enfriar, no sea que suban el precio.

El menú será variado, tendrá carne y pescado. Todo fresco y comprado directamente al productor. Como siempre con el primer bocado me acordaré de quienes no probarán bocado por distintas circunstancias, de las personas queridas y de las conocidas y de quienes me gustaría tener sentados o sentadas conmigo para compartir mesa y sobremesa. Amén.

1 comentario:

  1. Puede que mal café, pero la carne es excelente.
    Tengo que aprender algo sobre cavas que estoy in albis

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