lunes, 22 de febrero de 2016

UNA CAZUELA DE FIDEOS CON COSTILLA Y MÁS COSAS...













Juan Penumbra es un degustador compulsivo de guisos de cuchara, No desprecia nunca unos garbanzos bien cocinados, un buen estofado o unas lentejas con todos sus sacramentos. De este capítulo culinario forman parte esos platos a base de fideos o pasta corta que se comen con cuchara y que tienen un alma profunda llamada sofrito, que algunas veces abriga una cantidad suficiente de trozos de costilla, unos trozos de panceta o bien pulpo, sepia o calamares. Los fideos gruesos macizos son una herramienta indispensable para que estos guisos tengan personalidad y empaque; verter una bolsa de fideos de cabello de ángel es una opción que si bien es respetable no hace más que deslucir y diluir las marcadas personalidades de la base del guiso y provocar un galimatías de texturas que vuelve majareta al comensal. Cada cosa en su sitio, señores y que con cada cucharada que metamos en la boca, seamos capaces de identificar qué es lo que hemos pescado en este viaje al fondo del plato.
Los guisos de cuchara son eclécticos por naturaleza, admiten casi todo y no les es extraño casi nada. Por algo, estos guisos son parte integrante de lo que conocemos con el nombre de cocina pobre o cocina de aprovechamiento, al criterio de ustedes lo dejo, lo importante es que nos entendamos.
Llegada la temporada de las alcachofas, no le viene mal al guiso un par de ellas debidamente cortadas e introducidas en el puchero en los últimos diez minutos de cocción con el fin de que no se desintegren. Unos guisantes que nos sobren tampoco le molestan a la costilla y si nos quedamos cortos de fideos, no es un disparate trocear un par de patatas y añadirlas al conjunto. De igual forma, un par de puñados de arroz también nos pueden salvar la papeleta; lo más importante además de que el guiso esté a la altura, es que nadie se quede con hambre. Ni qué decir tiene que cocer los fideos con un buen caldo de puchero o un fondo de carne, da al conjunto una nota de sabor que a buen seguro, hará las delicias de quienes nos acompañen.
La costilla de cerdo no sé qué tiene que me vuelve loco, no me cansaría de incorporarla a muchas recetas que andar un poco cojas de elemento porcino, sin embargo, las salchichas de cerdo unidas a la costilla elevan la categoría del guiso y más si hay niños en la casa.
Para que esta guiso brille con luz propia, conviene no escatimar ingredientes. El tomate debe ser abundante y natural si puede ser, cebolla tampoco le debe faltar, sin olvidarnos del ajo; un pimiento verde troceado seguro que entabla una amigable relación con el resto de ingredientes. La hoja de laurel y un poco de perejil picado no le va nada mal al conjunto de elementos botánicos.
En esta ocasión Juan Penumbra ha invitado a doña Elena Francis, al inspector Méndez y al mismísimo Pablo Iglesias con los que durante la sobremesa debatirá sobre temas de actualidad. No se sabe si acudirá a la cita el librero Domingo Benito que se está reponiendo de un percance.
Recuerda Juan Penumbra un arroz caldoso degustado con una buena amiga a la orilla del mar. Era un arroz con galeras y pulpo. Una exquisitez que en cualquier caso se veía eclipsada por la belleza de la amiga de Juan Penumbra.